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¿Tienes pérdidas durante el embarazo?

La mayoría de las mujeres experimenta un leve sangrado vaginal en las primeras semanas de gestación que no suele tener ninguna importancia, ya que el útero está muy irrigado durante esta etapa y sangra con facilidad. Sin embargo, si es abundante, de color intenso, duradero y va acompañado de otros síntomas, puede indicar un problema mayor

 

Por Redacción, 31-05-2018 09:20:00

El Diario del Bebé.

Es importante saber distinguir las pérdidas ligeras de sangre de las hemorragias provocadas por un motivo más grave. Las primeras son un sangrado ligero, parecido al que se puede tener cuando comienza el periodo o cuando termina. Pueden ser de color rosa, rojo y hasta marrón (como el color de la sangre seca). Sin embargo, las hemorragias son más abundantes y de color rojo intenso.

En muchas ocasiones ocurre por un traumatismo o esfuerzo realizado por la futura madre, pues el útero está muy irrigado durante esta etapa y un movimiento exagerado o un golpe puede producir lo que se conoce como pérdidas o hemorragias vaginales. De hecho, una de cada cinco mujeres sangra en las primeras semanas sin que esto provoque ningún daño al feto ni al desarrollo de la gestación.

Los tipos de pérdidas a los que nos referimos pueden diferenciarse según su color(si es claro significa sangrado activo; si es marrón, es sangre que salió hace tiempo de los vasos); según su cantidad (si la pérdida es pequeña e intermitente puede indicar una herida; si es más abundante, será otra patología); según su duración (puede ser un sangrado ocasional o durar más de cinco días, como en el caso de placenta previa); y según sus síntomas asociados (dolor abdominal, náuseas, vómitos).

- Sangrado de implantación. Cuando el óvulo fecundado se está adhiriendo a la pared del útero, es posible que tengas ligeras pérdidas de sangre durante uno o dos días, ya que se produce la ruptura de algunas venas y arterias que irrigan normalmente el endometrio. Este es un proceso que comienza seis o siete días después de la fertilización, cuando probablemente todavía ni siquiera sepas que estás embarazada. En muchas ocasiones no es más que una gota de sangre, aunque en otras puede llegar a confundirse con una menstruación ligera. El color suele ser rojo oscuro o marrón. Puede durar varios días, pero nunca más de cinco. No es grave, sino simplemente un síntoma más del embarazo que comienza. En caso de ser una pérdida abundante, sangre roja o acompañarse de dolor, debes acudir inmediatamente al médico.

- Aborto espontáneo.Las pérdidas de sangre o la hemorragia pueden constituir un primer síntoma de aborto espontáneo, especialmente si vienen acompañadas de dolor abdominal o retortijones, similares a los que te pueden dar durante la menstruación. Una cuarta parte de las mujeres embarazadas tiene leves pérdidas o hemorragia al comienzo del embarazo, y alrededor de la mitad de estas mujeres sufren un aborto espontáneo. Para confirmar que nada grave ocurre, conviene ir al médico para que éste realice una serie de pruebas, entre ellas una ecografía. Si ésta muestra que los latidos del corazón de tu bebé son normales entre las semanas siete y once, las probabilidades de que tu embarazo continúe de forma normal son más del 90%. Para asegurarse, el médico te recomendará reposo al menos hasta la semana 12.

- Cambios hormonales.Aunque el ciclo ovulatorio se interrumpe durante estos nueve meses, seguirás experimentando cambios hormonales similares en los momentos en los que te tocaría ovular, cambios que pueden dar lugar a pequeños sangrados similares a la hemorragia menstrual.

- Embarazo ectópico.A veces, el embrión se desarrolla en un lugar diferente al útero, como en la trompa de Falopio, en la cavidad abdominal, etc. Este tipo de embarazo nunca es viable, por lo que la única solución es extraer el embrión. En este caso se experimenta un fuerte dolor abdominal, pérdidas de sangre, náuseas y debilidad.

- Relaciones sexuales.Durante las primeras semanas del embarazo es frecuente que tras las relaciones sexuales el extremo del cuello uterino sangre un poco. Hay que comentarlo con el médico, pero normalmente no tiene mayores complicaciones.

- Hematomas interdeciduotrofoblásticos.La formación de pequeños lagos sanguíneos entre la superficie del útero y el tejido propio del embarazo, denominados hematomas interdeciduotrofoblásticos, también pueden ser causa de hemorragia, en general sin acompañarse de dolores abdominales. En la mayoría de los casos se reabsorben y desaparecen espontáneamente.

- Embarazo molar.Si la placenta crece de forma anormal durante los primeros meses se convierte en una masa de quistes (llamada mole hidatidiforme) que se parece a un racimo de uvas blancas. El embrión no se llega a formar o se forma mal y no puede sobrevivir. En este caso, la hemorragia vaginal es normalmente de color marrón oscuro, se produce alrededor de la 10ª semana de embarazo y va acompañada de náuseas y vómitos de carácter grave, alta presión arterial y calambres abdominales.

- Traumatismos en el cuello uterino.En las primeras semanas, es muy común sangrar debido a un traumatismo provocado en el cuello uterino, que está muy congestivo debido a su mayor irrigación sanguínea y muchas veces inflamado por la presencia de gérmenes vaginales, muy frecuente en esta etapa del embarazo. Por la misma razón, después de un examen ginecológico, puede haber escasa hemorragia genital.

- Vasa previa. Este tipo de hemorragia ocurre como consecuencia de una alteración en la formación de los vasos sanguíneos que irrigan la placenta. La sangre es rojo claro y muy abundante, pero sin dolor. Es más frecuente a partir del segundo trimestre y requiere practicar una cesárea.

- Pólipos en el útero. A no ser que sean muy grandes o impidan el normal desarrollo del feto, no suele ser necesaria ninguna intervención.

- Infecciones. Durante el embarazo son muy comunes las infecciones no relacionadas directamente con la gestación, como las vaginales (candidiasis o vaginosis bacteriana) o las infecciones de transmisión sexual (como la tricomoniasis, la gonorrea, la clamidia o el herpes), que pueden provocar irritación o inflamación en el cuello del útero, dando lugar a una hemorragia.

- Problemas con la placenta o parto prematuro. En el segundo o tercer trimestre, la hemorragia o las pérdidas pueden ser síntomas de alguna complicación grave, como placenta previa, desprendimiento prematuro de la placenta (cuando la placenta se separa del útero), aborto espontáneo tardío (entre la semana 13 y la mitad del embarazo) o parto prematuro (entre la mitad del embarazo y la semana 37).

- Expulsión del tapón mucoso. Si aparece una pequeña cantidad de mucosidad acompañada de algunos hilos de sangre después de la semana 37, lo más probable es que solo sea un síntoma de que has perdido el tapón mucoso y el cuello uterino está comenzando a dilatarse o a abrirse como preparación para el parto. Aún así, habla con tu ginecólogo sobre cualquier hemorragia o pérdidas en esta etap

¿Qué hago?

Aunque la mayoría de las veces no sea nada grave, es importante acudir al médico siempre que se tenga una hemorragia vaginal durante el embarazo, por muy leve que sea y aunque no vaya acompañada de otros síntomas como dolores abdominales. La prevención es la única forma de evitar un aborto espontáneo y de tratar a tiempo otros posibles problemas.

Una vez en el centro médico, te realizarán una ecografía para confirmar que el feto está bien, además de preguntar sobre el color de la sangre, otros posibles síntomas, antecedentes médicos, etc.

Si no es nada grave, el tratamiento más común es el más sencillo y clásico, hacer reposo. Es lo primero que se probará cuando la pérdida sea pequeña. En casos de pérdidas persistentes y abundantes puede probarse con inhibidores del útero, que lo relajarán para que no haya contracciones. También se receta progesterona, una hormona que tiene como principal misión la de proteger la gestación y que es segregada de forma natural por la propia madre.


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