El Diario del Bebé.
La maternidad es uno de los momentos más felices y gratificante que puede experimentar una mujer pero también uno de los más desafiantes y estresantes. Tras dar a luz, generalmente entre los tres y los doce meses siguientes, las madres se enfrentan a emociones muy distantes de las que esperaban tener. Ansiedad e irritabilidad, apatía, insomnio, confusión, falta de apetito, inseguridad o sentimientos negativos hacia el recién nacido son solo algunos de son síntomas propios de una depresión postparto.
Al tratarse de una situación común pero ante la que es preciso actuar para evitar que se intensifique o prolongue en el tiempo, son muchos los expertos y recursos que, como la “Guía práctica para padres desde el nacimiento hasta los 3 años” de la Asociación Española de Pediatría (AEP) ofrecen pautas para identificar sus causas y ayudar a lograr su superación.
Su aparición se debe a una combinación de factores físicos y emocionales en los que juega un rol fundamental las circunstancias personales de la madre.
Frente al menor indicio de surgimiento del cuadro sintomático propio de una depresión posparto es fundamental establecer medidas que ayuden a su tratamiento y desaparición. Para ello, lo primero que se debe hacer es acudir a la matrona o un especialista en salud mental para que establezca la terapia a seguir, pues en ocasiones esta puede implicar la toma de medicación y/o realizar psicoterapia.
Además, resultara determinante que la mamá sepa pedir apoyo y delegar tareas en su entorno familiar o pareja, de modo que otras personas ejerzan un acompañamiento de cuidado del bebé y asuman un rol de co-responsabilidad basado en la confianza. Igualmente, es clave que quienes la rodean construyan un ambiente estable, sereno y que confiera la suficiente seguridad a la madre como para que esta sienta que puede expresar sus miedos, dudas y preocupaciones sin culpa ni vergüenza.
Si bien no existen acciones infalibles para evitar la aparición de la depresión postparto, una serie de circunstancias pueden dificultar su surgimiento o, al menos, suavizar su impacto. La experiencia del embarazo como un estado deseado, vivido sin que acontecimientos estresantes alteraran la gestación o el parto, así como la existencia de entorno familiar o sentimental acogedor, que apoye y acompañe a la futura mamá, permiten disminuir la intensidad de la depresión posparto.
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