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Seguridad en el agua
Por Redacción, 05-08-2016 08:02:00
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El Diario del Bebé.

Las piscinas, lagos, estanques y playas son excelentes oportunidades para el disfrute veraniego y un fresco alivio contra el calor. Pero el agua también puede ser peligrosa para los niños cuando no se adoptan las precauciones adecuadas. En EE.UU., casi 1.000 niños pierden la vida al año por ahogamiento. Y la mayoría de ahogamientos ocurren en piscinas de uso doméstico. Se trata de la segunda causa de muerte por accidente en personas de 5 a 24 años.

La buena noticia es que hay muchas formas de garantizar la seguridad de los niños cuando están dentro del agua y de asegurarse de que, cuando crezcan y no cuenten con la supervisión de un adulto, adopten las precauciones necesarias.

Garantizar la seguridad de los niños

Los niños necesitan una constante supervisión cuando están en o cerca del agua, independientemente de que el agua se encuentre dentro de una bañera, una piscinita infantil, un estanque de peces, una piscina, un jacuzzi, un lago o la playa.

Los niños pequeños son especialmente vulnerables; se pueden ahogar en menos de 6 cm (2 pulgadas) de agua. Esto significa que se puede producir un ahogamiento cuando uno menos se lo espera: en el fregadero, el inodoro, una fuente, un balde lleno de agua, una piscina inflable o cualquier pequeño recipiente o receptáculo de agua que haya en el entorno doméstico, como las zanjas llenas de agua de lluvia o los platos donde se colocan las macetas. Observe atentamente a su hijo cuando esté dentro o cerca del agua.

Es una buena idea que, si usted no sabe nadar, aprenda a hacerlo, y que, si su hijo tiene más de 4 años, aprenda también (infórmese en los clubes de natación de su localidad sobre cursos de natación dados por instructores cualificados). Los niños menores de cuatro años pero mayores de un año también pueden beneficiarse de las clases de natación, aunque, antes de inscribir a su hijo, consulte a su pediatra.

No asuma que, solo porque su hijo ya sabe nadar, no se expone al riesgo de ahogamiento. Todos los niños necesitan ser supervisados por adultos mientras están en el agua, independientemente de su nivel de natación. Y los lactantes, los niños de 1 a 3 años y los que todavía no nadan del todo bien, deben disponer de un nadador adulto situado al alcance de su brazo para que les ofrezca "supervisión táctil".

Invierta en un chaleco salvavidas que sea de la talla de su hijo y que esté aprobado por la Guardia Costera de EE.UU. o las autoridades navales de su país y utilícelo siempre que el niño esté cerca del agua. Lea las recomendaciones sobre peso y estatura de la etiqueta y pídale a su hijo que se lo pruebe para asegurarse de que es de su talla. Para niños menores de 5 años, elija un chaleco provisto de correa entre las piernas y soporte para la cabeza (la rigidez de la parte del cuello le mantendrá la cabeza erguida y la cara fuera del agua). Los chalecos inflables y los manguitos flotadores, que se colocan en los brazos, no son una protección eficaz contra el ahogamiento.

No se olvide de aplicar protector solar a su hijo ni de volvérselo a aplicar con regularidad, sobre todo si se moja frecuentemente. Las gafas de sol con protector ultravioleta (UV), las gorras provistas de visera y la ropa protectora también contribuyen a proteger la piel de las quemaduras solares.

Los niños deben beber abundante líquido, sobre todo agua, para evitar la deshidratación. Es fácil deshidratarse bajo el sol, especialmente si el niño está muy activo y sudando. Los mareos, los vahídos y las náuseas son algunos de los signos de deshidratación y de sobrecalentamiento.

La temperatura del agua también es un factor importante. Entre en el agua despacio y asegúrese de que, tanto usted como su hijo, se encuentran a gusto. Un agua de una temperatura inferior a los 20º C (70º F) está demasiado fría para la mayoría de los nadadores. Las temperaturas del agua recomendables varían en función de la actividad, la edad del nadador y el hecho de que la persona esté o no embarazada. Por lo general, una temperatura de 28 a 30º C (de 82 a 86º F) se considera agradable en la natación infantil recreativa (los bebés se encuentran más a gusto cuando la temperatura del agua está más cerca del extremo cálido de este intervalo).

La temperatura corporal desciende más deprisa en el agua que sobre la tierra y no cuesta mucho alcanzar una hipotermia (cuando la temperatura corporal está por debajo de lo normal). Si el niño tiembla o presenta calambres musculares, sáquelo del agua inmediatamente.


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Tags:bebé,   embarazo,   lactancia,   ,  
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