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La llegada al hospital
Por Redacción, 21-05-2012 21:59:15

Al igual que cada embarazo, cada parto es distinto, y a su vez, la forma de actuar en los hospitales y clínicas puede variar. Pero a grandes rasgos esto suele ser lo que sucede una vez llegamos al centro elegido para dar a luz.


En el hospital o en la clínica siempre habrá personal para recibirnos, ya sea de día o de noche. Nosotras, o nuestra pareja, entregaremos la documentación necesaria para formalizar el ingreso (DNI, tarjeta de la Seguridad Social o del seguro y volante de ingreso en caso de seguro privado, previamente facilitado por el ginecólogo). Los trámites burocráticos siempre podrán esperar si llegamos con el parto avanzado.


La matrona o el ginecólogo de guardia revisarán nuestra historia clínica, nos tomarán la tensión arterial, la temperatura, y nos explorarán para comprobar que, efectivamente, estamos de parto. Informaremos sobre la semana de embarazo en la que estamos, contaremos el tiempo y la duración de las contracciones, si ha habido rotura de bolsa, expulsión del tapón mucoso, etc.


Si resultara que aún no estamos de parto, lo habitual es que regresemos a casa. Si se prevé que pueda acelerarse en cuestión de horas, probablemente nos quedaremos ingresadas para descansar, pasear y estar lo más tranquilas posible.


Si hubiéramos roto aguas, los médicos suelen esperar un máximo de 24 horas para provocar el parto, aunque lo habitual es que nos quedemos ingresadas sin contracciones y aparezcan en pocas horas. No dudaremos en regresar si las circunstancias cambian o estamos preocupadas.

 

EN LA HABITACIÓN 


Una vez en la habitación podemos distraernos deshaciendo el equipaje pero si las contracciones son fuertes lo mejor es que nos centremos y nos preocupemos del bebé y de nosotras.


Es el momento de poner en práctica lo aprendido en el curso de preparación al parto. Las técnicas de relajación nos ayudarán en este momento, haciendo ejercicios respiratorios y racionalizando el momento; hay que pensar que ya estamos en el camino al final del cual conoceremos por fin a nuestro bebé, sólo un rato largo nos separa de él. Lo más importante es tener confianza en el equipo médico y en nosotras mismas y saber que tanto nuestro hijo como nosotras vamos a estar muy bien atendidos.


En cuanto a las contracciones, cada mujer las sobrelleva de manera distinta. En los cursos nos habrán informado de las distintas posturas (tumbada, sentada, sobre una pelota, de pie de espaldas a la pared) para afrontarlas. Siempre que sea posible hay que hacer de la habitación nuestro lugar y encontrar el sitio que más nos favorezca.


La enfermera nos preguntará sobre la última vez que fuimos al baño y se valorará la posibilidad de poner un enema. Aunque puede darnos apuro, su empleo es conveniente para el momento del expulsivo ya que nos sentiremos más libres y seguras y empujaremos mejor. Además, en ningún caso es una experiencia dolorosa.


La dilatación marcará las exploraciones de la matrona que nos avisará del momento en el que será necesario empujar.

 

Lo más importante es conocer el estado del bebé. Esto es posible a través de la monitorización. Se comprueba su ritmo cardiaco y las contracciones del útero. En un parto natural la monitorización puede ser intermitente pero será continua hasta el final de la dilatación en caso de elegir la anestesia epidural.

 

En una maternidad pública, la mayor parte del parto se desarrolla en la sala de dilatación. En la clínica privada es posible permanecer en una habitación individual específica para este momento. 

 

El diario del bebé

Tags:hospital,   ingreso,   parto,  
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